13 de mayo de 2005

Islas, traducciones, blogs


Lesbia -anagrama- (óleo del XIX) Posted by Hello

Decía Aníbal Núñez en su traducción de los poemas de Catulo:

"El traidor busca saber la cara del difunto. Y enmienda las que ha visto. Oh, Catulo afeitado con prosas perifrásticas, remedado -él tan virtuoso- por viciosos puristas que para recuperar una lengua sin pelos la privan de artificios.
He aquí de nuevo la adusta mueca del de Verona increpando a su Lesbia o contando de ella maravillas."

Están las traducciones académicas en las que la dulce Ipsitila se prepara para abrazar a Catulo nueve veces seguidas, como si de castos abrazos socráticos hubiese hablado el veronés, cuando decía "nouem continuas fotutiones". Y hubo de llegar Aníbal Núñez, como cruzando los Alpes de la hipocresía, y tradujo paladino: nueve polvos...

Por eso, y por otras cosas, hablaba de pelos en la lengua. Por la deriva filológica de nuestra inclinación admirativa hacia una naturaleza casi decorativa, desnaturalizada, y nuestra incapacidad para asumirla dentro de cada uno naturalmente. Y también decía: "Por qué se suelen envejecer con una especie de pátina las versiones de los clásicos, por qué se traduce el latín a un castellano especial para traducciones de latín. Ese afán anticuario y falsificador es imperdonable".

Por eso, en su traducción, somos contemporáneos de Catulo, un chaval de ahora mismo, un atrevido amador, profundo, arriesgado, pasional y humorado. ¿Y qué, si no, es amar, anagrama de rama, o el amor, nuestra ciudad, anagrama de Roma, nuestra isla secreta?

Construimos un mapa donde perdernos, una isla fabulosa de músicas y libros revisitados, un cielo de momentos brillantes en la oscuridad unánime del tiempo en fuga. Lo llevamos cada día, como una suave cinta anudada en la frente. Y descubrimos seres muy parecidos a nosotros que habitan esa isla, náufragos felices, contemporáneos, que nos regalan sonidos, olores, palabras, libros, blogs que nos plasman, que nos pasman, miradas... Nos hace sonreír ese secreto mundo que inventamos, a veces a nuestro pesar, y dejamos pequeñas puertas para que algo más que el aire fresco y el tiempo de palabras entre. Por eso el tiempo de continuo nos asombra.

Pasen. Hoy, estoy junto a un libro nuevo. Nicole D'Amonville Alegría, poeta de 1967 que hace honor a su nombre y apellidos, acaba de publicar "Acanto" en Lumen, un libro con arranque de sabor clásico, pero muy muy actual, y ya cuenta con la complicidad de nombres grandes de la literatura nuestra, como Gimferrer, que alaba su capacidad de "comprimir el énfasis en la elipsis y la majestad en la sencillez". Convierte una estrofa amorosa del cancionero en un interrogatorio entre sentimental y policial, reinventa el eco y nos lo pone en la lengua con un beso. Derrocha humor e inteligencia sin alarde soberbio. Y sobre todo profundidad:

"Debo morir. Y sin embargo nada muere"
ni esculpida
la muerte en tus facciones
frías tus manos, tus mejillas, frente
fría bajo mis besos,
rígidos la cabeza, el cuerpo, el alma
tuya no muere en mí.



Lugete, o Veneres Cupidinesque Posted by Hello

No es que quiera compararla a Catulo. El veronés es una excusa para limpiar la lengua de las pátinas y hablar de tradición con la mirada limpia y con los labios húmedos. Porque dice también esta Nicole:

Nube y nube, tronco con tronco,
rama en rama, el río
un horizonte que se cierra en sí
y completa una alianza.

Todo lo que aparece
el agua entrega en anillo nupcial.

Y nosotros
¿con quién copulamos?

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Pues eso, la cinta que ceñimos con las palabras islas, con las músicas islas, con los silencios islas que nos vencen, que nos apasionan. Con blogs islas, y secretos archipiélagos. Con los otros cofrades de un naufragio feliz, que también tienen islas e islas son, si bien miramos. Y dice esta Nicole en el frontispicio del libro:

El silencio aprovecha
sólo al que escucha este latido ajeno.


Pues eso, a escucharnos, a mirar el esplendor de todo lo que aparece y a preguntarnos, si a nosotros el agua entrega en anillo nupcial. Pero nosotros, ¿con quién hablaremos de política?

Roza mi mano y vámonos al mar.

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