29 de julio de 2005

Ya tengo la respuesta

Y es un secreto, lo siento. Sólo puedo decir:

Los ciclos abren y cierran las puertas. A veces somos capaces de verlas y pre-sentirlas, antes de cruzar.

Lo importante es que permiten enfocar lo que de verdad es importante.

Paralelamente, ayer tuve un regalo añadido -¡qué día!-, y supe interpretar, por fin, tal vez completamente, los versos finales del Cántico:

"Y la caballería
a vista de las aguas descendía".

Pero es otra historia que contaré en próximos posts.

26 de julio de 2005

El arjé del amor


http://www.antique-book-reviews.com/Artifacts/Asian/Asian_47.html Posted by Picasa

Está a punto de aparecer en España -seamos nación o chanfaina- un libro interesantísimo que reúne toda la milenaria sabiduría erótica china. Al parecer, Siruela tiene intención de publicar la obra "La vida sexual en la antigua China", del sinólogo R. H. van Gulik, a primeros de septiembre. El libro, aparecido en 1961 en su lengua original, ya había pasado por las librerías españolas -fugazmente, puesto que pronto se agotó-, hace más de 20 años.

El índice recorre el contenido apasionado y apasionante de esta obra de erudición y delicada meticulosidad, por todas las dinastías de sus cuatro mil años de historia, por sus usos y costumbres, por la vida íntima -lo que se sabe- y la pública -lo que se cuenta- del imaginario erótico oriental. Mapa completo de los siglos de pasión acumulados, montaña inmensa de coyundas y besos como aquella montaña de amor sobre la que, según Juan Ramón, se cimentaba la Colina de los Chopos. Un derrubio, en fin, de humanidad en éxtasis y de vidas que lucieron con rareza hasta extinguirse.

Un legado impagable en estos tiempos de bombas sin porqué y odios fanáticos, porque parece muy pertinente recorrer los trayectos de tan rico aluvión como éste de la refinada y difícil amatoria china. Desde las primeras dinastías que fueron construyendo la base de este ars amandi hasta la gran eclosión de la dinastía Ming, cuya liberalidad sexual marcó profundamente la sensualidad y el refinamiento de su imperio -trasfundido en el arte, pinturas, porcelanas y finos enseres-, pasando por la reacción moralista de los seguidores de Confucio -Dios los confunda- que llegaron con la dinastía manchur de los Ching, de la que el libro muestra incluso una tabla de pecados, como si fuera un prontuario de algoritmos, donde se recuentan -no sin cierto regusto pecaminoso en la tipificación de las perversiones- los deméritos ocasionados por infringir las leyes amatorias establecidas. En realidad, es un ingenuo y repetido pecado a lo largo de la historia el empeño de los hombres por controlar volcanes con sólo describirlos... Nadie es perfecto.

Tal vez en próximos posts podamos asomarnos a la apasionante lectura que más de una blogger que conozco no va a perderse. El libro será una delicia, pues viene notablemente ilustrado con la imaginería de las diversas épocas, con la claridad formal y la delicadeza de la que China es capaz. Desde las acrobacias amatorias a la imagen de una mujer despertando dulcemente a su amante dormido... Porque la vida es sueño.

¿Y el amor?

El Tao que puede decirse ya no es el Tao

20 de julio de 2005

Esta noche


NOAO, AURA, NSF Posted by Picasa

Hoy tendremos la primera Luna llena de verano.

Tal vez fugaz y roja

-cierro la boca-, mirémosla ascender desde algún lugar en el mundo. ¿Sabemos dónde?

Visión del realismo


Johannes (protagonista de "Ordet", Dreyer, 1955) enloqueció leyendo a Sören Kierkegaard. Luego hizo su milagros Posted by Picasa

El animal parlante que somos piensa que las palabras pueden pesarse con distintas balanzas, cuando en realidad no es así. No existe un mundo místico, ni poético, ni grandioso separado por un cortafuegos del mundo "real" y prosaico. Ni el poema está separado del insulto por por el filo de ninguna aleación de metales morales ni la procacidad está separada del misterio.

La primera añagaza de quienes debilitan el valor de las palabras suele ser la distinción, la discriminación entre unas y otras, entre las palabras poéticas y las mercenarias, entre las que se lleva el viento y las que la imprenta registra para los espejismos de la posteridad, entre las que mojan pan en el chapapote político o el de la prensa cordial y hepática y las que salen de la Academia, que se suponen ya limpias, fijas y rebosantes de esplendor. La cuestión del peso y el valor de las palabras pende siempre y únicamente de nuestra conciencia.

Precisamente, es en el Libro del Esplendor, el Zohar de Moshé de León, donde figuran las palabras en su mayor desnudez esencial, porque nombrar es crear; «combinar y permutar letras es generar un movimiento interminable, una fuente continua de vida». El Zohar, libro sagrado para los hebreos que fue escrito por un judeoespañol, relata cómo «en el Principio fue la Palabra», porque el mundo surgió de las veintidós letras y diez números del alfabeto hebreo: «las letras con que el cielo y la tierra fueron creados». Si observamos el tríptico de El Jardín de las Delicias de El Bosco con las tapas cerradas veremos en la parte superior de la tapa izquierda a Dios en el momento de crear el mundo, con un libro sobre las rodillas, que contiene, claro, las palabras de la creación, las del Zohar.


La Creación del mundo en las tapas de el Jardín de las Delicias

Cábalas aparte, muchos piensan que pocas veces la palabra ha valido menos que hoy porque la gente niega sin dar ninguna excusa lo que dijo el día anterior, y también por el uso de eufemismos, uno de los pocos campos en los que nuestra civilización ha llegado a ser virtuosa. Por eso cabe recordar aquí la maravillosa pelicula de Dreyer, titulada Ordet (Palabra) -reestrenada en España estos días, donde el gran director danés se empeñó en relatarnos el poder milagroso de la palabra a través de una resurrección. Estremece esta película de veras a quienes la contemplan, porque confronta precisamente el valor neto de las palabras y su bruta utilización moderna en nuestra mente.

Pero lo más interesante es que Dreyer nos deja claro que el mundo de las palabras es uno, santo y pecador a un tiempo, que diría San Agustín. Hay que decir que el director danés era un ser inteligentísimo y discreto que, como quien no quiere la cosa, a menudo decía verdades como puños. Y una de las más impresionantes que recuerdo haber leído fue la revelación de que yerran quienes buscan la mística en un mundo sobrenatural. Escuchar esto a mí me abrió los ojos.

Para él no hay diferencia de mundos -es como discriminar entre palabras con añagazas- porque no existe un mundo parecido al surrealismo en el que la mística existe. Dreyer creía a pie juntillas que la mística, o el misterio que buscaba con sus obras, era el verdadero realismo. Conviene repetirlo para su comprensión total: el verdadero realismo.

Porque, ¿quién tiene la patente de lo que es la realidad? Cada uno mira el mundo como puede o le parece. Lo que no es lógico es que nos cueste tanto comprender que siempre miramos el mismo mundo. Si la mística está incluso en el erotismo, si lo sagrado se encuentra en la naturaleza, incluida la naturaleza humana, en perfecta vecindad con la crueldad o el humor negro.

Somos puro aluvión, la conciencia es agua turbia y nuestra mirada, a veces, sin embargo, nos esclarece. La pureza no es una cualidad inhumana. No permanece dentro de urnas de cristal. Si está en algún lugar es dentro de los humores acuosos de nuestros ojos.

Como dice el Tao, hay que aprender del agua, ser humilde donde los haya, que no tiene forma sino que adopta la de quien lo contiene, que está dispuesto a entrar en los lugares que nos parecen impuros.

17 de julio de 2005

De Madrid al cielo de Vega y Orión

Aún no era de noche. En pleno atardecer del sábado Antonio Vega subió al escenario del Conde Duque, «a la hora de las sombras largas, donde nacen los hechizos», y presentó en los Veranos de la Villa su último disco: «3.000 noches con Marga», un mar redondo de amor, pero también un océano de sol y soledad, que el fundador de Nacha Pop dirige directamente al cielo, a la constelación de Orión.

Delgadísimo, casi invisible entre la densa música, y algo encorvado, Antonio se encaramaba al mástil fiel de su guitarra, concentrado, casi sin hablar al principio; apenas un «hola, chicos» cuando llegó a escena. Abría fuego con un tema ya viejo, «Anatomía de una ola». A apartir de este punto Antonio y su grupo realizaron una sabia mezcla de las canciones de su último disco con otras ya clásicas, casi todas gobernadas por los vientos del amor.

Al principio el público los recibió con alguna frialdad. Antonio empezó vuelto hacia sí mismo, parado, con movimientos seguros, aunque mínimos, sobre la guitarra. Pero llenándolo todo con su cálida voz. Como un capitán Ahab persiguiendo su imposible, Antonio timonea lo que de lejos pudiera parecer una nave desvencijada pero que, de pronto, despliega las alas insólitas, grandes, inmensas de su música y —a toda vela, a toda Vega— alcanza los círculos lejanos de las estrellas donde vuela algún «Ángel de Orión», porque aún envía allí su amor por Marga.

Y así, mientras la noche se extendía viajamos por la banda sonora de nuestra propia vida y llegamos hasta donde alguna vez «nos llevó la imaginación con los ojos cerrados». Fueron las primeras notas de «El sitio de mi recreo» el punto de inflexión que hizo estallar en aplausos entusiastas a los miles de personas que mostraron el cariño muy especial de Madrid por Antonio Vega. Para entonces la noche era rotunda y lucía un buen puñado de estrellas. Entre Vega y Orión, sobre el cielo de Madrid, se abrían ya los «Caminos infinitos»: «Se amontonan tantos años, uno a uno y diez a diez, la luz de la mesilla ilumina hoy letras de ayer...»

Escamas de la soledad

Muchos y célebres amigos del cantante no se quisieron perder el concierto. Pero el Conde Duque rebosaba, y él seguía desgranando canciones, como «Pasa el otoño»: «Atados manos y pies al corazón que fui fiel ojalá me condenaran a la niñez». Antonio fue recorriendo sin pausa su vida hecha música entre el pasado de «Me quedo contigo», «Se dejaba llevar por ti» o «Elixir de juventud», la luminosidad de «Pueblos blancos» y la premonición de «Cada sombra en la pared» —«sombras perdidas en la multitud, la multitud de las sombras», un guiño a la oscuridad a ritmo de swing, con cuarteto de metales que se sumó a la formación en la que destacaba su siempre seguro y fiel Basilio Martí—. Así la nave nos llevó hasta los límites de un «Océano de sol».

En el Conde Duque, Antonio iba gastando púas, como quitándole escamas a su soledad, y cada vez miraba más directamente a la grada, que le jaleaba con mucho afecto. Él, chico solitario, lanzaba las púas rotas, las escamas de su soledad, hacia un público entregado, como regalos que acompañaba con una sonrisa. Parecía un niño que tirase piedrecillas a un estanque, a uno de los misteriosos lagos del tiempo, porque un día cualquiera no sabes qué hora es...

Y pareció que mirase crecer los círculos en ese agua que lava los años con canciones y empapa nuestros poros, y rompe el sueño y la soledad, otros amores, discos que abrazan y luego circundan de silencio e inteligencia las palabras. Y estuvo presente, cómo no («esta para que la cantéis», le dijo al público), la «Chica de ayer», el himno madrileño de la movida que fue compuesto en la playa de la Malvarrosa, mirando al mar de un tiempo en fuga.


Orion Posted by Picasa

¿Qué decir? Supo a poco, tal vez porque faltó alguna canción, como «Te espero», porque como siempre, como es bueno, una vez más «se quedó en el tintero la promesa de un mundo mejor»..

15 de julio de 2005

He visto al mono de la tinta


La fantástica criatura china, según Francisco Toledo Posted by Picasa

El mono de la tinta se creía extinto, valga la sonora redundancia. Según contaba Borges, esta criatura oriunda del norte de China llevaba largos tiempos ya sin haber sido vista. Incluso algunas versiones indicaban que en realidad se trataba de una especie de musaraña, a la que los monjes y los poetas de la zona, suavemente montañosa, habían aprendido a domesticar. Lo cierto es que, el cada vez menor uso de la tinta china los había llevado pronto al borde de la desaparición.

El mono ex-tinto sin embargo aún dejaba testimonio de su existencia en tiempos de la revolución francesa. En 1971 decía Wang Tan-Hai (curiosamente es también el mismo año en que Mozart componía La Flauta Mágica, el año de su muerte): "Este animal aún abunda en las regiones del norte y tiene cuatro o cinco pulgadas de largo; está dotado de un instinto curioso; los ojos son como cornalinas y el pelo es negro azabache, sedoso y flexible, suave como una almohada. Es muy aficionado a la tinta china, y cuando las personas escriben, se sienta con una mano sobre la otra y las piernas cruzadas esperando que hayan concluido y se bebe el sobrante de la tinta. Después vuelve a sentarse en cuclillas y se queda tranquilo"

El que yo conozco tiene poca conversación, aunque su mirada es harto expresiva y misteriosa. En tanto preparo la tinta con que escribo las más queridas anotaciones, se sienta sobre la mesa, o sobre el piano cerrado. La música le gusta, y adora todo tipo de ruidos, metálicos o escandalosos, aunque también respeta nuestro silencio con ojos interrogantes y pacientes. Esa mezcla me causa cierta inquietud cuando espero -o desespero- la inspiración.

La primera vez creí que mi hijo pequeño se había puesto un disfraz peludo y negro. Pero luego comprendí que sólo yo atiendo a esta criatura. Para los otros resulta fugaz, apenas una sombra. Aunque mi gasto en tinta ha subido considerablemente con la ola de calor, no desisto del enigma que proporciona su mirada.

Ahora, no sólo le ofrezco un trago cada vez que relleno la pluma, sino que lo refresco constantemente, lo cual ha creado una gran confianza entre nosotros y un lustroso mechón castaño y plateado a lo largo de su lomo. Estoy empezando a cambiar el color de la tinta que le ofrezco.

Algo me tiene inquieto, sin embargo: nada quiere saber de las palabras escritas con ordenador, aunque orienta con frugal sabiduría sobre los pequeños poemas que voy dejando entre los papeles de mi desordenada mesa. Por ejemplo esta mañana:


...ramas
de la canción
olvidé en el jardín

cuando volví a buscarlas
mi corazón quemaba


El mono ha decidido comerse el papelito. Menos mal que lo pasé al ordenador, pero es todo un misterio.

Lo que me inquieta es que no sé si ese gesto era de aprecio -lo que se come suele gustar- o de desdén -"para que escribas esto, mejor me lo como como tapa, anda pásame la tinta azul, que me voy a hacer un cóctel"- ¿escuché tal vez?.

Y entonces escribí, no sé por qué:

...al igual que la sosa
mística
cubre la rosa
cáustica

14 de julio de 2005

Aún sin respuesta

No siempre sabe cómo responder.

Aquí un amigo y poeta argentino le planteaba con afecto una pregunta al final de la carta:

"Espero que los vientos del tiempo hayan calmado tus
tensiones laborales, pero Jesús, dime: ¿qué esperas de
la vida con el nombre que cargas?
un abrazo,
es lindo saber de ti
hugo"

Subrayo el enunciado de la pregunta, que aún está sin respuesta.

¿Hay palabras que pudieran responderla?
¿Hay algo, un pensamiento?
¿Premonición o libro, aventura o acto?

13 de julio de 2005

Miradas, mundos


Entrando en eclipse, como a veces nosotros Posted by Picasa


"Luna entre dos muslos lavados con el agua
que vierten vasijas de amor.
Luna en la cruz de los caminos que llevan al deseo.
Luna en pos de sus huellas.
Luna que no es una
ni otra."

Adonis



"Perdón, la luna,
para toda la especie
engendrada en tus ciclos más secretos.

Los cuerpos gimen bajo el cielo nocturno
que en tu terrible luz se enciende.

Baja tú, la celeste, hasta el barro y la sangre
que en tu luz nos conciben.

Desciende, engendradora
de una especie infeliz que nunca
alcanzará su reino."

José Ángel Valente


"Luna de amor que no conociste el ocaso
que te remontas una vez y otra vez por el cielo
cuántas veces vendrás a buscarme
en el mismo jardín, y todo será inútil."

Omar Keyyam

11 de julio de 2005

¿Qué harías tú? (La Flauta Mágica)

"Para el observador
es horrible
la ceguera del deseo,
pero para el ciego
es una luz infinita"

(lo dice Argullol en sus poemas para La Flauta Mágica en versión escénica de Jaume Plensa/ la Fura dels Baus -cuya inserción en el libreto original de Schikaneder tantos ríos de tinta ha derramado). Y habla del fuego del deseo y dice más:

"Nadie que desea
cambiaría este incendio
por un océano".

Toda la polémica con esta Flauta Mágica se resume en un mero formalismo, el de la respetable tradición. Pero el juego de rebuscar en el "tema superior" de la obra una conexión con nuestra tiniebla contemporánea es un empeño apreciable. Y eficaces son los poemas escritos por Argullol a tal efecto (aquí confronto 2):

"Te gusta, espectador,------------------"Voy a por ti
ser sólo espectador de los otros, ------espectador querido,
escondido bajo tu retina y tu oído, ---pequeño cobarde
inmune a las bacterias -----------------que crees que la trama
que a cada segundo ---------------------es siempre de los otros.
asaltan el organismo, ------------------¿Recuerdas cuando veías
impune ante el delito, -------------ante ti unas grandes avenidas
a salvo del contagio --------------------y te conformaste
de la carne de la memoria -------------con un callejón sin salida?
y de la oscura sangre ------------------¿Recuerdas cuando salías
de los presentimientos, ----------------por la noche
puro mirón del mundo, ----------------a recoger sueños
pero hoy, espectador, ------------------que luego abandonaste
ya no serás sólo espectador, -----------en la cuneta?
bajarás a la arena ----------------Recuerda aquellas sensaciones
para enfrentarte ------------------------que nunca se atrevieron
al monstruo de mil cabezas -----------a ser pensamientos,
que ha crecido en tu interior ----------aquellos pensamientos
alimentado por los años, ------------que jamás fueron palabras,
las dudas, los temores, los placeres, --aquellas palabras
el monstruo que quieres negar -------negadas en tus actos.
pero que es, espectador, ----------------No son las otras voces
lo mejor, lo más hondo, -------------las que tejen el argumento.
lo más verdadero de ti mismo, ------La representación es tuya.
un amante que ya no te soltará
mientras vivas."

Y, claro, la parte superformalista de la ópera como espectáculo burgués, como pacto frágil, como "contrato teatral de buena sociedad en el que usted me ofrece, controladas puntitas de emociones bien sabidas y yo asomo a ratos las lágrimas pero no las derramo y vuelvo reafirmado en mi actual vida...", esa parte se triza.

Algo ha de cambiarnos el arte. Debe arrojarte preguntas sobre tu vida, sobre tu lugar en el mundo: ¿Qué harías tú?

¿No es la obligación de un artista romper el muro de la hipocresía, no está ese impulso en el origen de la dramaturgia? ¿Qué quiere Antígona, cuando le dice a su padre "no tengas miedo por mí, endereza tu destino", sino trazar un círculo mágico donde todo es posible, aunque no sea probable, usual, lícito; aunque encierre peligro?

Si logran o no ese empeño, Plensa y la Fura, es otro cantar. Para mí que sí, que se acercan mucho. Sólo hay que aventurarse, escuchar, el que quiera, los armónicos de una interacción entre las palabras de Argullol y la obra de Mozart. Plensa libera la danza de la muerte de las palabras como si la serpiente que devoró a Apollinaire decidiera recorrernos libremente, se nos enroscara y llegase a estremecernos con su piel gélida. Cómo si nos interrogase, de nuevo: ¿Qué harías tú? Con el mundo, con el otro, con el deseo, contigo... "No despertéis a la serpiente", que decía Shelley.

"Siempre nos precipitamos
en el juicio ignorando
que en esta precipitación
está la auténtica maldad"

Lo dice bien Argullol y la música lo remacha. Pero el viaje está ahí. El escenario es sólo una excusa para dejarse atravesar. El público actúa como la cuarta pared del teatro y una vez que esta liturgia lo invoca como protagonista, como aludido, esa pared formal y pactada, y los otros tres muros caen reducidos a escombros. Y el deseo permanece incólume sobre los escombros, tal es su naturaleza (la nuestra).

Se abre el telon y caen los muros y está la calle, al fondo, se ven las ventanas, las calles, el trampantojo que es el teatro. Gritaba Lorca en la "Pequeña comedia sin título": "¡No dejaré que se derrame sangre de verdad junto a los muros de la mentira!"

Se abre el telón y el teatro es el espejo roto que refleja al hombre fracturado, fragmentario, real, lleno de aristas y sombras hurtadas a la simple vista.

"Mírate en el espejo más profundo:
el demonio es ese otro,
el loco es ese tipo,
el bandido,
el violador es ese rostro horrible,
el payaso es ese histrión gesticulante,
el vicioso es él
y él también, el pobre, es el tonto
tan cándido, es el idiota,
tan ingenuo, es como un niño:
rompe rápido el cristal
o deberás mirarte".

Qué aventura queda en el mundo en el que las latas y las bolsas de plástico ensucian los desiertos y las sendas del Himalaya. La única posible, a estas alturas, es la aventura del otro. El otro es otro, no puede ser alcanzado, está a una distancia que no se mide ni en años-luz.

El otro está ahí, esperando en una intersección del laberinto, esperando que tú te adelantes y le cojas la mano. El otro es como tú, es también un Minotauro de la estirpe maldita del deseo.

"El hombre lleva
la máscara del pájaro,
el pájaro la del íncubo
y el íncubo es sólo un ángel.
Y todas las criaturas enmascaradas
parecen las primeras
que hubo en el mundo
y las últimas
que lo habitarán.
Si la danza se detiene
todo se desvanecerá
pero mientras dure el baile
la música acompaña
a los soñadores".

¡Y encima suena Mozart! Es la desnuda danza del mundo, que nace y muere dentro de nosotros en cuanto callamos.

8 de julio de 2005

Antiguas y frescas palabras contra fanatismos

"Abrimos nuestra ciudad al mundo. No les prohibimos a los extranjeros que nos observen y aprendan de nosotros, aunque ocasionalmente los ojos del enemigo han de sacar provecho de esta falta de trabas. Nuestra confianza en los sistemas y en las políticas es mucho menor que nuestra confianza en el espíritu nativo de nuestros conciudadanos."

"En lugar de considerar a la discusión como una piedra que nos hace tropezar en nuestro camino a la acción, pensamos que es preliminar a cualquier decisión sabia."

"Si nos referimos a nuestras leyes, ellas garantizan igual justicia a todos, en sus diferencias privadas. En lo que respecta a las diferencias sociales, el progreso en la vida pública se vuelca en favor de los que exhiben el prestigio de la capacidad. Las consideraciones de clase no pueden interferir con el mérito. Aún más, la pobreza, no es óbice para el ascenso. Si un ciudadano es útil para servir al estado, no es obstáculo la oscuridad de su condición."

"La libertad de la cual gozamos en nuestro gobierno, la extendemos asimismo a nuestra vida cotidiana. En ella, lejos de ejercer una supervísión celosa de unos sobre otros, no manifestamos tendencia a enojarnos con el vecino, por hacer lo que le place. Y puesto que nada está haciendo opuesto a la ley, nos cuídamos muy bien de permitirnos a nosotros mismos exhibir esas miradas críticas que sin duda resultan molestas."

Palabras de Pericles, según relato de Tucídides, en el entierro de las primeras víctimas de la guerra del Peloponeso.

6 de julio de 2005

Círculos, dunas, olas


Ondas gravitatorias en los anillos de Saturno
(ampliados se aprecian mejor: pincha) (JPL/NASA)Posted by Picasa

Acabo de descubrir estos círculos centrífugos en los anillos de Saturno, ondas como las que una pedrada dibujaría sobre la piel de un lago. ¡Piel! Así es este pequeño mar del universo, descubres una piel que mueven las caricias y te incita a otra profundidad.

Hay un desierto inmenso, oscuro, y también hay un mar de dunas blancas. La mirada no basta para reflejar tanto asombro y tanto deseo. Una sola oscilación, un pequeño impulso gravitatorio y la blancura se mece en esa noche lejana y nuestra, la hace vibrar, o la susurra su música.

Porque parecen ondas sonoras también, ondas raudas en la fría lisura de este disco maravilloso, ondas de algún silencio puro o planetario. Chocan inermes las olas en los bordes nítidos de la noche.

Fabulosos barcos de la memoria, siempre perdidos nos arrastran adonde el mar del mundo acaba.

4 de julio de 2005

Requiquiem


¿Adónde se fue� Posted by Picasa

Vivía y amaba, cantaba sus días y llegó a punto final. Kiki de Montparnasse est mort, un cadáver apasionante. No creo que venga un Avellaneda del blog y pueda resucitarla.

Extraño es el tiempo en nuestras manos, áspero como soga, dulce también sin embargo. Y en la memoria, el tiempo se nos espesa como chocolate hasta que su sabor nos cambia.

Amapola y memoria juegan en esas páginas eróticas, libérrimas, y si en la boca cerrada no entran moscas, aún podemos asomarnos al blog cerrado, como moscones. Tal vez Kiki mute y aparezca de otro modo. Tal vez se convierta en el principio de un libro. Sea como fuere, dejemos constancia aquí de un homenaje a su paso por la blogosfera.

Dónde estará. En las mortecinas fotografías, en los viejos clubes clausurados, paladeando amores en la place du Tertre, en ese Montmartre de caballetes turísticos e imposturas, o caminando sola por la rue Ravignan, balanceando el bolso desde el brazo, como las muñecas de la niñez, mientras se dirige con cierto aire de abandono hacia cualquier antro de Pigalle.

Tal vez esté viajando, alguien ha dicho que la vio en un carguero rumbo a Japón, entre serpientes y piercings, y puede que algún día reaparezca con los ojos oblicuos, reina en los afterhours.

Tal vez desaparezca para siempre como todas las sombras de la imaginación, tenue como nosotros mismos.

Yo sólo brindo por su mirada al mundo.

Maniobras en la oscuridad


Colisión con el cometa Posted by Picasa

El cometa es ahora un punto y coma. La coma del cielo, o cometta, ha recibido el impacto de una sonda. Queda un punto luminoso. Todos los telescopios disponibles del mundo están mirándolo.

Después de varias correcciones de rumbo, en medio de la fría oscuridad, la famosa sonda de la misión Deep Impact ha colisionado con el cometa Tempel 1. Se cree que este objeto astral guarda secretos suculentos sobre los materiales y los procesos mediante los que se creó el sistema solar.

Un toque de luz, en realidad una flor de luz, eso hemos visto. Eso aparece en las fotos tras el choque, que desde la tierra y con un poco de imaginación y guardando las proporciones cósmicas, más parece una caricia. Tocar la piel del principio del sistema solar, rascar con algo más que afán científico, en esa piel ancestral de los primeros días de magmáticas concreciones y nubes incandescentes. Un vistazo a cuando todo era posible y la nada aún sonreía.

Hoy lo miramos desde el tercer planeta con cara de niños, con simplicidad y asombro. Qué es blog, ordenador, teclado, pantalla de luz... Qué es todo esto qué es nada de esto.

Si todo lo que existe es sencillamente.
Sencillamente.

Y se me dispara una sonrisa, pensando en el hielo y la oscuridad del cosmos. Qué es la imaginación. Llevar un pequeño aparato a millones de kilómetros y acertar a enhebrarlo para bordar su luz con la de nuestro conocimiento.

La imaginación. Soñar y abrir los ojos. Es más difícil andar entre los hombres que andarse por las ramas del cielo. También aquí las flores nos parecen inútiles.