17 de octubre de 2006

La máquina del tiempo

Estábamos en el despacho de Juan Luis Arsuaga, en el Instituto Carlos III.

Él trataba de poner un ejemplo de cómo el tiempo es un continuo, que nos relaciona con el pasado remoto, directamente. Una idea de arraigo interesante, en la que el fósil es mi abuelo, y mi maestro, en la que yo repito y renuevo sus sueños y sus miedos, sus costumbres paleolíticas. El paleontólogo propone un juego: mira el dentro del paisaje y encontraras tu rostro.

«En la llamada Tierra de pinares, -dice Arsuaga- en Segovia, junto a Santa María la Real de Nieva y Domingo García hay un afloramiento de pizarra, y, grabado, un caballo paleolítico. Los pinares están plantados sobre un mar de dunas, un desierto -como el Gobi-, trenes de dunas que había al final de la glaciación hace trescientos mil años, con humedales intercalados. Allí estaban vagando las manadas de caballos y los hombres las seguían. Desde allí se domina toda la zona, es un hito. Hay tumbas visigóticas excavadas en la pizarra. Es un lugar mágico y más mágico si sabes todo esto.»
»Si puedes entenderlo e ir más allá en la visión de continuidad, llegarás a los pinares en su uso tradicional para resina, durante miles de años, y la llevas a nuestros días y vas a Cantalejo, donde hasta ayer todavía se tallaba la piedra exactamente como en el paleolítico para fabricar las lascas de pedernal de los trillos.»
»Si eres capaz de ver todo esto en la misma visión: las rocas y su origen, la glaciación que hubo allí, los campos de médanos, las arenas voladoras, las manadas de caballos, los grabados, los pinares, la explotación de la resina, las piedras de los trillos..., si eres capaz de tener esa visión integradora del pasado más remoto con el presente más cercano acaricias esa continuidad. Y está el románico de Santa María, y ahora el AVE, y la amenaza de un embalse en la zona de Bernardos.»
»Y al fondo se ve la sierra, azulada, y en primavera coronada de nieve. Pío Baroja decía que parecía una ola gigantesca sobre la meseta. Uno comprende así que es un lugar sagrado.»
»Ese es el servicio que aportan la ciencia y la cultura. No puedes estar trabajando toda la semana como un negro y luego irte a un centro comercial. Hay que sublevarse, eso no es la vida humana. El placer de las cosas -concluye Arsuaga- está en directa relación con el conocimiento que tengas de ellas.»

-Ese es el sitio adonde yo iba en bici a jugar, a ver el caballo, a recolectar piritas de hierro, a mirar el mar de pinos a la espera de un barco... Ese es un territorio que dibuja mi rostro con cara de niño.
-Ya es casualidad. Entonces lo entiendes perfectamente.


El presente nos cerca. El pasado es un sendero borrado, una estela desapareciendo. Hay que leer los signos, es bueno para la memoria, y no nuestros prejuicios. Las líneas imaginarias sólo son un apaño. Sin el ecuador, los meridianos, las órbitas, todo es más bello.

Un hombre caminando, una mujer caminando. Un caballo dibujado en una piedra, bajo las nubes. Y la máquina del tiempo, que mira por nuestros ojos.

13 de octubre de 2006

Pesimismo / optimismo

Amanece.