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1 de junio de 2009

Robert Graves revisited



Después de un finde con siesta bajo los robles, música de viento y cantos y alas, camino por las montañas, y pensamiento ingrávido bajo el paso de las nubes, como una cosa lleva a la otra, se pasa al Hanes Taliesin, y a William blake y los dioses antiguos, y de ahí a lo natural: sacar de la estantería La diosa blanca, aquella gramática histórica del mito poético.

Las manos acarician páginas amarillentas, o más bien amarillecidas, que conservan los rastros de mil lecturas, los frenazos de aquellas primeras lúcidas colisiones, porque el volumen fue como un CERN para aquel adolescente lector en el que aún me reconozco. Partículas elementales, rastros perdidos, huellas de latidos en senderos muy borrosos. O no. Que la distancia es una barrera de jazmines.

El hilo arranca de la reciente muerte de Ullán, de sus versos maravillosos y del recuerdo de la difícil convivencia de la palabra poética, absoluta diosa blanca anicónica, con la palabra de poder, como la llamaba Valente, o con el sencillo manantial de los días apalabrados, borrándonos en cada trago dicho... O no. Que la voz sigue susurrando idénticos conjuros al mismo centro extrañado. ¿A quién? ¿A qué?

Calderilla de los días, tesoros entre las páginas, pétalos gastados, evocadores, cómo algo tan leve como el ala de una mariposa puede marcar la piel con fuego. Tatuajes, vida, nombres en niebla, que una palabra verdadera o exacta echa a volar en bandada. Y el silencio. Incendio desde la misma chispa idéntica, que, oscuramente, se repite.

El tiempo sigue siendo una entelequia, a veces lo parece. Basta con no dejar de escuchar del todo al loco que fuimos. Basta con acercar la mano al fuego, olvidando la forja. Hay metales preciosos, que empuñamos, que circundan un deseo palpitante. Aún, abrir el día con la posibilidad de volar, montar un dragón de palabras, ser música, mirar a los árboles con vida, los que resisten, dejar el corazón sonando como un tambor atávico, soñando como un tambor bajo agua quieta.

Origen, big bang de una salmodia de luz que nos acompaña, el pensamiento. La canción, antes. El canto precedente, cayendo sobre el agua en vacío.

Entonces encontré el vídeo de la estatua creando ese vacío sobre el agua y el fuego. Buscándo una palabra en nuestro aliento. Ave!

¿A quién? No tengo un nombre y aunque lo intuya erraría. Hay días en que aún lo llamo La diosa blanca devotamente

13 de mayo de 2009

Todo el día a media asta...


Después de todo el día a media asta por la muerte de Antonio Vega... y de leer a Manuel en ABC que ha construido su crónica sobre una alfombra de chispas de palabras chocando contra recuerdos, y después de esta visión de todo el pasado en una décima de segundo -tan agridulce- de Albiac, me vinieron muchas historias a la cabeza, senderos que cerraron como las cicatrices.... etc, etc...

Tuve que correr
cuando la vida dijo: "ve"
No hubo manera de pararme
Correr que fue volar
Beber de un solo trago todo el mar
Y no sació mi sed el agua
Tomé el sendero sin saber
que me alejaba para no volver
Dulce como miel
probar el roce de su piel
Ella en el suelo, yo en el aire
Dulce pero cruel
llenó mi mundo de papel
Jamás pensé que llegaría a helarme
Que perdería el calor
y con el tiempo la razón
En el camino tropecé
con esa piedra desde la que arranqué
Tomé el sendero sin saber
que me alejaba para no volver
En el camino encontré
lo que jamás pensé tener
Tuve que correr
cuando en el viento pude oir
que igual que vine habría de marcharme,
que como vine habría de marcharme



Ya se acerca la estación nevada,
bajo y cumplo años de pasada,
y una estrella más.

Se dibujan los colores,
vivos en la magia de las flores,
en la luz vital.

Rodeado de equipajes
que se pierden entre viaje y viaje,
queda recordar.

Y por ésto vivo el día,
día simple, día claro,
vivo al menos sin temores,
sin el miedo de gozar.

Cada pueblo, cada puente,
cada cruce me ha enseñado,
que con hoy es suficiente.



Sombra que un día desapareció
se fue a asustar a los niños.
Sombra que alguna vez se rebeló
ante el juez que a las dos dimensiones la condenó.

Busqué una sombra bajo un sol cruel
y fui engullido por ella.
Así de la pared se despegó
en un mundo de sombras (?) me sumergió.

Vi un pasillo hacia la luz
un túnel por el que corrí.
Mis pasos iban hacia ti
que no llegabas, y llegaste al fin.

Por cada sombra en la pared
mi alma busca su forma de ser.
Por cada sombra sin pared
un alma sufre el mal del ser infiel.

Sombras perdidas en la multitud,
la multitud de las sombras,
entrecruzadas vuelven a tejer
esas formas alargadas del atardecer.

Hay un pasillo hacia la luz
un túnel por el que correr
guié mis pasos hacia ti
que no llegabas, y llegaste al fin.

Por cada sombra en la pared...

2 de abril de 2009

¡Viva El Dodo!

 
















Que viva la revista El DODO, porque acaba de nacer, y porque ya se ha percatado de lo que va a quedar en la cultura popular de tanta polémica sobre el cuadro que era de Goya y ahora todavía no se sabe.

La revista llena un hueco que nos faltaba. Como dice Villapadierna, en el espíritu de la Codorniz. pero patafísico. Español español, un poquito negro pero humor sin sangre, no visceral, no insultante. Hay que leerla y de paso también ir al Prado.
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26 de febrero de 2009

¡Qué vida! Descanso con música rápida

Como en los concursos de pintura rápida, el otro día me concedí una hora (en realidad 70 minutos) para componer algo, un scherzo electrónico, un jueguecillo con el ordenador y el teclado. No daba tiempo a más que a poner una base y a sumar capas y texturas sobre ella. Aunque imperfecto, el resultado, una vez vencido el pudor, puede tener cierta gracia.

Nada del otro mundo, puro divertimento de este mundo, ganas de volar y de compartir una mirada. Creo que lo repetiré, más acústicamente, ya puestos. ¡Qué descansada vida!




1 de diciembre de 2008

Dice Manuel Rodríguez Rivero que hay un muerto en la Biblioteca Nacional

Pues yo no he sido (primera consideración).

Habremos de ser pacientes. Tiene un interés supremo el análisis de una ficción hoy in progress.

Vamos, que sea o no sea el autor de este blog el retratado en el próximo libro de Rosa Regàs (cuyo tema es el asesinato en la Biblioteca Nacional), me pido la entrevista. La realidad como escenario de la emancipadora ficción. No puede haber un (tr)asunto mejor para charlar con un autor.

Y tiene morbo literario eso de un personaje entrevistando al creador (aunque sea Rosa), en plan Pirandello.

Y decía Rodríguez Rivero el otro día en su Sillon de orejas: Evidentemente, para calificar una novela de roman à clef, hace falta algo más que meros guiños de ojo o pellizcos de monja puntuales. Por eso tampoco es correcto incluir entre ellas a algunas de las últimas de, por ejemplo, Carmen Posadas, Luisa Castro o Ángela Vallvey, a pesar de que haya quienes han creído identificar a algunos de sus personajes. Y todavía ignoro si lo será la próxima de (la siempre peleona) Rosa Regás, una especie de thriller en torno a un asesinato en la Biblioteca Nacional, y entre cuyos personajes destacan, al parecer (la novela se encuentra en fase de composición), un alto cargo político, algunos funcionarios y un periodista de un diario de la derecha cuyo apellido haría rima consonante con obrero, o con Blas de Otero, o con (no) te quiero. O incluso con Rivero (me da la impresión, sin embargo, de que no se refiere precisamente a ese personajillo de ficción que suele firmar esta página que tan bien ilustra Max). Aunque -como es de rigor- cualquier parecido con la realidad sea mera coincidencia, si yo fuera editor y estuviera buscando una novela con su poquito de morbo me pondría a la cola.
Manuel Rodríguez Rivero. 29-11-08 en Babelia, El País

13 de junio de 2007

Los viejos "barroqueros" nunca mueren









La noticia es el premio Príncipe de Asturias de las Artes a Bob Dylan. Merecido y digno de profundizaciones varias, culturales, populares, consistentes, sorprendentes.
Dicen que los viejos rockeros nunca mueren. Y, antes que ellos, los del barroco: los viejos barroqueros, que tampoco se acaban. ¿Por qué? Os lo diré si seguís leyendo.

Tómese el último disco de Bob Dylan y escúchese el blues del trabajador, el Workingman's blues. Mientras se oye, sílbese el canon de Pachebel. ¿Increíble? La armonía es exactamente la misma, como si la canción tuviese un link hacia el clásico.

Pero tampoco sorprende tanto, si también es capaz de coger un canto de esclavos como Nettie Moore y transformarlo en una desesperada y universal canción de amor



4 de junio de 2007

La boca del Metro de Marte


FOTO: NASA, JPL, U. Arizona

Puede que los aficionados al Golf estén de suerte. Por fin se ha descuierto un hoyo en Marte, a los pies del monte Arsian, un volcán cerca del ecuador marciano desde el que, una vez al año, el viento eleva una torre de polvo de 20 o 30 kilómetros de altura. Todavía faltan décadas para sacar partido lúdico al agujero fotografiado por la Mars Reconnaissance Orbiter. Primero porque no hay green (aquí más bien sería crimson) y porque aún no hemos enviado rovers a la zona (va a ser lo primero que nuestros científicos hagan, seguramente). Segundo, porque antes de jugar al golf con esta mancha profunda y negrísima en la superficie marciana hay que saber que mide casi cien metros de diámetro -lo cual es un handicap en sí, piensen en la bola, y en el palo adecuado- y también porque antes tendremos que asegurarnos que con la bola no le hacemos daño a ningún... ¿marciano?

Sencillamente, una entrada de cien metros permite imaginar un túnel o una caverna como en la Tierra no hemos visto. Ni en el Sabarthés de los cátaros, ese sistema cáustico -no en sentido irónico, sino geológico- que atraviesa las estribaciones de los Pirineos, con cavernas kilométricas visitables, existen vanos tan grandes. Y el subsuelo de Marte es algo que aún desconocemos. Puede contener agua, puede permitir la vida de microorganismos que huyen de la radiación solar, o tal vez de bichos más grandes, ¿quién sabe? Lo que en superficie estaría frito, ¿vivirá bajo tierra?

La otra teoría que maneja la Nasa es que Esperanza Aguirre ha decidido llevar el metro a Marte y que la estación se va a llamar: "Ésta es la prueba de que puedo (enviarte) amarte, Gallardón". Aunque Esperanza ya ha sido prevenida de que debe tener cuidado: Magdalena Álvarez ha cogido la vez en la cola de turistas espaciales del cosmódromo de Baikonur para subir a la Estación Espacial Internacional y desde allí llegar a Marte antes que la presidenta madrileña para la inauguración.

28 de mayo de 2007

Necios...

Todo arqueólogo necio
confunde tesoro y pecio

(para el Odyssey, desprecio,
infórmenos con arrecio.
No vengan con justiprecio
nada más trizar el pecio)


Doblones de oro, cojones,
reales de a 8 por barba
no sean para el que escarba
en nombre de Indiana Jones

19 de marzo de 2007

300, las Termópilas
y las manifestaciones

Qué poco hemos avanzado desde Grecia, en tantos sentidos...

Ya entonces, en el bando griego estaban contados los soldados y las armas *. Pero las cifras del bando persa nunca estuvieron claras. En realidad lo que había era una guerra de cifras, como fondo a la batalla de las Termópilas. Verbigracia: los persas serían entre 250.000 (según la delegación del Gobierno) o un total de 1.000.000 de soldados (según la Comunidad de Madrid) ¿Cuántos formaban en realidad el ejército invasor? Tal vez la media...

Con motivo del estreno de la película, valga esta broma para destensar nuestra Numancia, en la que todos estamos numancos de una de las dos Españas

-----------------
(*)
300 hoplitas espartanos (a los que hay que sumar otros 600 ilotas, pues cada espartano llevaba dos siervos a su servicio), 500 de Tegea, otros 500 de Mantinea, 120 de Orcómeno y 1.000 hoplitas del resto de Arcadia: 400 de Corinto, 200 de Fliunte, 80 de Micenas, 700 tespios y 400 tebanos, además de 1.000 focenses

Banderas
(homenaje a Tip y Coll)

Instrucciones para usar una bandera (drapeau): aunque usted sea pequeño (smirriau), se coge el palo (palé), la cuerda (cuerdé) y se hacen nudos y nudos (nudés y desnudés). Luego se agita al viento (se gonfler o aventér), a favor o en contra del gobierno (Zetapú ou Zetapé). Si es un nostálgico de mierda (¡oh la la!, constipation), su remedio (laxatif) será la banderita del pollo (le petit drapeau poulette) o la tricolor republicainita (republicainette). Si usted se manifiesta democráticamente (y ¡voilá!) deberá ser paciente cuando Acerben los Pepiños (Acebés les Pepiñons Blancons). Digan lo que digan (digons lo que digons) y escojan lo que escojan (escojons, escojons), no se sientan hasta desvalidos (hasta des ballons). Las banderas son de usted, y no de Mariané ni de Zetapé, así que regardez otra vez la gilipolluaz.

2 de marzo de 2007

El lobo feroz vuelve a comer (De Juana)

La abstinencia
no le revistió
de una piel de cordero

Ahora,
de tripas,
¿quién hace corazón?

13 de octubre de 2006

Pesimismo / optimismo

Amanece.

5 de junio de 2006

Hoja de rata
Hoja de reta
Hoja de rita
Hoja de rota
Hoja de ruta

Análisis del proceso de paz
de pez
de piz,
de poz
de puz

Trengua

Alto el fuego de boquilla

12 de abril de 2006

Ipodpótamo

*Dicesé del dispositivo de mp3 con más de 60 gigas de capacidad
*(en mp3 de música clásica: opera grossa)
*Gordo que escucha música bajo el agua Posted by Picasa

10 de abril de 2006

Sicut dolor meus

Eh, vosotros, los del camino,
atended, mirad
si hay un dolor semejante al mío.
Atended, gentes del mundo, y mirad este dolor.
Si hay un dolor semejante al mío.

(Lm. 1, 12- responsorio de tinieblas)


El Museo del Prado vuelve a exponer en sus salas la Crucifixión o Calvario de Juan de Flandes, una de las mejores compras de los últimos años que, singularmente, vino a cubrir una laguna de su colección, puesto que los cuadros del autor que el Prado tenía no son comparables ni en calidad ni en importancia, según admiten los expertos. Ahora a sido restaurado y muestra su esplendor.


La oportunidad de verlo el pasado viernes en el taller de Restauración, junto a Clara Quintanilla y Pilar Silva -responsable de la restauración y conservadora-jefa del Departamento de pintura flamenca, respectivamente-, fue uno de los más emocionantes encuentros con una obra que recuerdo. Con sus explicaciones llenas de entusiasmo ante los detalles de la obra, el cielo y el paisaje maravillosos, llenos de misterio, son como los de aquel pequeño Mantegna también del Prado que una vez tuve la suerte de apreciar gracias a las explicaciones de Cristino de Vera. El entusiasmo es una guía perfecta para la sensibilidad. La educación estética tiene mucho de felicidad contagiosa. Cuanto más miramos las obras así recibidas, más nos interrogan. Las veladuras con que fueron concebidos estos paisajes hacen visible la luz, encarnan un esplendor que, tal vez vivo, tal vez imaginado, anidó en la mirada y que, siglos después, aún late.

Se hacen reales los paisajes, a medida que se contemplan. Nos meten dentro de la pintura, como si nuestro espíritu no fuese más que otra aguada veladura gracias a la cual pudiéramos aclararnos con todo. El espíritu también está hecho de paisajes, y puede identificarse con ellos, porque se aquieta como lago, se abisma o acantila en la mirada o la pesadumbre, se enerva abrupto a veces y se deja mecer como un trigal ¿de Millet? En la mayor lejanía se azula, se borra, como nosotros al fin.

Ser capaces de aclararnos. La obra nos transfiere no sólo su valor icónico, el Calvario, la muerte, la de Cristo. Es también bálsmo para nosotros. El hombre y la divinidad mezclan sus pigmentos en estos lienzos fabulosos, en la mirada al mundo de un artista maduro, rico en peripecias y tal vez cansado; un hombre que se acaba, pero capaz de sintetizar con la pericia -esa malicia de herramienta usada que adquieren el pintor y el pincel- muchas cosas sumergidas en los limos de su viejo corazón. Por eso están los pájaros, los troncos cortados, y las mil meticulosidades flamencas en este cuadro monumental y castellano. Ponen acento a nuestros pensamientos.

Conviene limpiarse bien los ojos después de contemplarlo, al salir de nuevo al mundo, para ver las cosas brillar en esa luz que, en el fondo, es lúcida y real. No es fácil renunciar a separar un ápice las visiones y el mundo. Sólo existe realismo, como decía y pintaba Dix; como dijo o filmaba Dreyer; o como escribían lejanos Lezama y Pla.

Hoy precisamente presentan el libro del catalán con sus crónicas parlamentarias de la II República, el mismo día que se presenta el Calvario del pintor de la reina Católica. Qué coincidencia, ¿qué tendrán que ver?. Veladura tras veladura, uno acaba aprendiendo a intuirse en el paisaje, a conocerlo y hasta a imaginarlo. Lo veremos.

Recuerdo que leí que un franciscano, hijo de esta luz, sin duda, le dijo a Ezra Pound cuando vino a España a preparar su tesis sobre Lope de Vega aquello, que seguramente Pla suscribiría, de que "aquí hay muy poca religión y mucho catolicismo".

Así que a seguir soñando con el realismo, si es posible.



Fotos: cortesía del Museo del Prado

5 de abril de 2006

No hay ketchup

Sólo un brindis por uno de tantos lugares. De mi última escapada barcelonesa, en una de las bandas de la Boquería, un pequeño descanso con buena comida y vino (sonrisa incluida en el muy asequible precio del menú). Un puñado de franceses salidos de una película. Y aquel cartel que anuncia lo que no hay -ni habrá-. Lo dicen como defensa de un modo de tomarse las cosas, aunque algún tonto pueda leerlo políticamente como resistencia a la aculturación anglosajona. It is la vianda y no la política, stupid. Sencillamente. La salsa la prefieren casera, y promueven el vino como forma de mirar el mundo. Y lo cierto es que resulta acogedor, a pesar de ser turístico. Pero en qué película salían....Posted by Picasa

27 de marzo de 2006

Los claustros

Quedan como en un sueño, como pájaros reflejados en la superficie de un lago tranquilo. Días pasados, imágenes, lugares, caminantes, todos dibujan círculos en la débil memoria. La misma débil memoria ilumina el claustro donde nuestro recuerdo rumia en círculo sus pensamientos, y en el centro alguna fuente canta el agua -el sonido- y nos inventa: ("prision and palace and reverberation/ of thunder of spring over distant mountains") y así en cada latido.

-La literatura ocurre sólo entre almas cercanas, (almas que recerca y acerca) entre miradas próximas al mundo; la literatura es también amistad junto a una fuente semejante: la de la memoria prójima.

Delante de una hoguera, por otra parte, la soledad pregunta hacia lo alto con torres y círculos de humo, y se disuelve en los anillos y crepitaciones que brotan de las llamas. Será esta vida que llevamos, deshecha en polvo de luz, toda ascuas de lo que miramos sin ver -y oímos sin escuchar-, otras cosas, otras vidas que, como la hoguera, son y nos invitan.

La amistad también es llama. Y nos cae desde lo alto, como un pentecostés, como la glosolalia, pura expresión, inteligencia sin porqué, inmerecida rosa de la lengua.

Somos claustros, oscuros; seres de ramas buscando luz, sostenidos por la sombra, desde la raíz. Y qué amistad la del agua que nos canta. Y qué sed circunda la memoria, infinita, la sitia. Posted by Picasa

6 de agosto de 2005

¡Por fin!

Tiempo otro, tiempo propio,

saber que NO las reglas

que jugar ES el juego


¡Vacaciones! Posted by Picasa

El juego es jugar....

17 de julio de 2005

De Madrid al cielo de Vega y Orión

Aún no era de noche. En pleno atardecer del sábado Antonio Vega subió al escenario del Conde Duque, «a la hora de las sombras largas, donde nacen los hechizos», y presentó en los Veranos de la Villa su último disco: «3.000 noches con Marga», un mar redondo de amor, pero también un océano de sol y soledad, que el fundador de Nacha Pop dirige directamente al cielo, a la constelación de Orión.

Delgadísimo, casi invisible entre la densa música, y algo encorvado, Antonio se encaramaba al mástil fiel de su guitarra, concentrado, casi sin hablar al principio; apenas un «hola, chicos» cuando llegó a escena. Abría fuego con un tema ya viejo, «Anatomía de una ola». A apartir de este punto Antonio y su grupo realizaron una sabia mezcla de las canciones de su último disco con otras ya clásicas, casi todas gobernadas por los vientos del amor.

Al principio el público los recibió con alguna frialdad. Antonio empezó vuelto hacia sí mismo, parado, con movimientos seguros, aunque mínimos, sobre la guitarra. Pero llenándolo todo con su cálida voz. Como un capitán Ahab persiguiendo su imposible, Antonio timonea lo que de lejos pudiera parecer una nave desvencijada pero que, de pronto, despliega las alas insólitas, grandes, inmensas de su música y —a toda vela, a toda Vega— alcanza los círculos lejanos de las estrellas donde vuela algún «Ángel de Orión», porque aún envía allí su amor por Marga.

Y así, mientras la noche se extendía viajamos por la banda sonora de nuestra propia vida y llegamos hasta donde alguna vez «nos llevó la imaginación con los ojos cerrados». Fueron las primeras notas de «El sitio de mi recreo» el punto de inflexión que hizo estallar en aplausos entusiastas a los miles de personas que mostraron el cariño muy especial de Madrid por Antonio Vega. Para entonces la noche era rotunda y lucía un buen puñado de estrellas. Entre Vega y Orión, sobre el cielo de Madrid, se abrían ya los «Caminos infinitos»: «Se amontonan tantos años, uno a uno y diez a diez, la luz de la mesilla ilumina hoy letras de ayer...»

Escamas de la soledad

Muchos y célebres amigos del cantante no se quisieron perder el concierto. Pero el Conde Duque rebosaba, y él seguía desgranando canciones, como «Pasa el otoño»: «Atados manos y pies al corazón que fui fiel ojalá me condenaran a la niñez». Antonio fue recorriendo sin pausa su vida hecha música entre el pasado de «Me quedo contigo», «Se dejaba llevar por ti» o «Elixir de juventud», la luminosidad de «Pueblos blancos» y la premonición de «Cada sombra en la pared» —«sombras perdidas en la multitud, la multitud de las sombras», un guiño a la oscuridad a ritmo de swing, con cuarteto de metales que se sumó a la formación en la que destacaba su siempre seguro y fiel Basilio Martí—. Así la nave nos llevó hasta los límites de un «Océano de sol».

En el Conde Duque, Antonio iba gastando púas, como quitándole escamas a su soledad, y cada vez miraba más directamente a la grada, que le jaleaba con mucho afecto. Él, chico solitario, lanzaba las púas rotas, las escamas de su soledad, hacia un público entregado, como regalos que acompañaba con una sonrisa. Parecía un niño que tirase piedrecillas a un estanque, a uno de los misteriosos lagos del tiempo, porque un día cualquiera no sabes qué hora es...

Y pareció que mirase crecer los círculos en ese agua que lava los años con canciones y empapa nuestros poros, y rompe el sueño y la soledad, otros amores, discos que abrazan y luego circundan de silencio e inteligencia las palabras. Y estuvo presente, cómo no («esta para que la cantéis», le dijo al público), la «Chica de ayer», el himno madrileño de la movida que fue compuesto en la playa de la Malvarrosa, mirando al mar de un tiempo en fuga.


Orion Posted by Picasa

¿Qué decir? Supo a poco, tal vez porque faltó alguna canción, como «Te espero», porque como siempre, como es bueno, una vez más «se quedó en el tintero la promesa de un mundo mejor»..