29 de marzo de 2009

Todo sobre El Coloso de Goya



Otra vez polémica que rodea a este cuadro increíble, tras la respuesta de Nigel Glendinning / Jesusa Vega en la Revista Goya. En ese artículo ambos rebaten de forma muy contundente las conclusiones del Museo del Prado, obra de Manuela Mena, porque meses después de publicarse estas teorías aún no convencen a importantes estudiosos.

Para quienes quieran conocer la marcha de la polémica en la hemeroteca de ABC aquí la tienen en un sólo click.

Conviene empezar por el pincipio de todo este lío y tener bien presentes las dos posturas.

Lo que sigue es el artículo de ABC de hoy, en el que se da cuenta de los problemas de la descatalogación.
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La respuesta no ha sido en la prensa, sino en una revista científica. El artículo que ha aparecido hoy mismo en la revista especializada «Goya» va a levantar ampollas en el Museo del Prado, por su enorme contundencia argumental y porque demuestra que la pinacoteca deberá esforzarse y ser más convincente si quiere que importantes estudiosos acepten su hipótesis de que “El Coloso” no fue pintado por Goya.

La teoría del Prado partió de la jefa de conservación y responsable de la colección goyesca del Prado, Manuela Mena. Ella fue respaldada desde la primera rueda de prensa por Miguel Zugaza y Gabriele Finaldi, director y director adjunto del museo. Pero lo cierto es que el artículo firmado por Nigel Glendinning y Jesusa Vega en «Goya» es tan demoledor con los argumentos de Mena como respetuoso con su persona.

Tácticas

Glendinining y Vega analizan las afirmaciones que el Prado colgó en su web el pasado enero. Reconocen algunas aportaciones pero también rebaten las comparaciones que Mena realiza para sostener su hipótesis. El historiador británico no las encuentra convincentes y además revela cierta táctica que subyace a la elección de unas y no otras obras de Goya para comparar detalles del Coloso. Glendinning aporta otras posibles comparaciones más pertinentes en algunos casos. «La dra. Mena echa mano de dibujos, estampas y pinturas de todas las épocas, como si no hubiera cambios ni desarrollo» en Goya a través de los años.

Preguntas

En cuanto a comparaciones estilísticas, la batería de incógnitas es impresionante: ¿Cómo se puede hacer una que sea válida «sin tener en cuenta las distintas fechas de los cuadros y estampas», los géneros, la iluminación de las obras, ni tener en cuenta las restauraciones anteriores en “El Coloso”? ¿Por qué no compara las figuras de la muchedumbre con otras obras donde las figuras están en movimiento, y cómo critica la existencia de personas incompletas en los márgenes del cuadro (aporta ejemplos donde Goya lo hace: La dueña con dos niños, El entierro de la Sardina, El Dos de mayo...)?
Nigel Glendinning y Jesusa Vega responden a Manuela Mena y al Prado en un contundente artículo publicado por la revista «Goya»

Los problemas de perspectiva que Mena adujo reciben igual respuesta: en “La pradera de San Isidro” o en “La corrida de toros” hay figuras y espectadores en los que Goya también se salta las reglas de manera comparable al “Coloso”.


Foto publicada por la revista Goya

Ojo abierto

A medida que los argumentos se acumulan resulta más notable «esta tendencia a pasar por alto hechos y posibles argumentos que no concuerdan con sus propias teorías», «incluso se omiten o se niega la existencia de hechos que no apoyan sus ideas». Por ejemplo no menciona 7 cuadros de autor moderno en las colecciones de la marquesa de Perales y Tolosa en 1874 y sí afirma que “El Coloso” sería el único que no era de maestros antiguos.

Otro error llamativo es el pensar que el gigante tiene el ojo cerrado, cuando en una foto ofrecida en la web del Prado se ve que un mechón baja por la sien y el ojo está «muy abierto y mira fijamente hacia el enemigo invisible». No causa más confianza a los estudiosos la incorrecta descripción que el Prado hace de la muchedumbre que huye del gigante, sin mencionar lo importante, las direcciones distintas de las gentes y el ganado que dan fuerza centrífuga a la escena (algo también utilizado por Goya en la época de la guerra)

Estampa obviada... y fotos

Entre las cosas que el artículo afea a la estudiosa del Prado destaca cómo elude la evidente relación de “El Coloso” con la estampa del mismo nombre —ni siquiera cita el trabajo publicado por Jesusa Vega el año pasado—. La estampa se dibujó invertida en la plancha y al cambiarla se aprecia mucho más el parecido.
Glendinning y Vega subrayan que «las fotografías tempranas tienen más información de la que supone el informe» de Mena, ya que obligan a pensar que el lienzo pasó por restauraciones. También les parece incompleta la indagación en archivos como el de los Fernández Durán, donde se documenta alguna intervención como la referida en 1874 por Vicente Poleró, que ellos aportan.

Sospechas sin prueba

También achacan a la estudiosa del Prado las sospechas que lanza sobre el Javier Goya al dar pábulo a la nunca probada teoría de que manipulaba los cuadros que había heredado. Asimismo la imputan una insidiosa desconfianza en la tradición de quienes defendieron la autoría de Goya desde que el cuadro llega al Prado que no se corresponde con la indemostrada autoría de Asensio Juliá.

Alejar el cuadro de 1812

Todo el empeño de Mena, según tratan de demostrar Glendinning y Vega en su artículo, se resume en alejar “El Coloso” del inventario de 1812, a pesar de que los materiales son de época, según los análisis. Detectando más fallos de los que caben aquí, los dos estudiosos concluyen que «huelga decir que la dra. Mena no quiere relacionar “El Coloso” con la Guerra de la Independencia, ni quiere que tenga explicación coherente el cuadro». Para ellos, los argumentos «no sólo no convencen sino a la larga escandalizan con sus errores y argucias. El publicar un texto de este tipo bajo la protección del Prado, como si aquella institución hubiese aceptado ya sus conclusiones, es un paso en falso muy grave y pone en entredicho la confianza que la sociedad ha puesto en el Museo».

27 de marzo de 2009

Aritméticas de la soledad

«La soledad de los números primos»
Paolo Giordano. Traducción de Juan Manuel Salmerón Arjona. Narrativa. Salamandra (Barcelona, 2009). 281 páginas



Más que un estado -deseado o indesado-, la soledad está en la médula de lo que somos. Nacemos, morimos y... tal vez amamos en soledad. A la hora de contar -¡contar!- en una primera novela como "La soledad de los números primos" una vivencia de lo turbador que el aislamiento individual puede llegar ser, el joven escritor italiano Paolo Giordano ha sido capaz de construir un libro subyugante.

Parte de dos personas gravemente heridas en su niñez -se hacen daño con las herramientas de una vida que, como niños, no entienden o no manejan con pericia-. Y el acierto de Giordano es que, en el lento recorrido por el tiempo, por los años que apenas logran hacer un poco más pálidas las cicatrices de sus personajes, provoca nuestra empatía de una manera inconsciente.

La soledad comparte, como el espejo y como la moneda narrativa, una inquietante realidad: tiene dos caras, puede ser a un tiempo condenatoria y salvífica. Porque ese es el problema, el meollo de la historia -también de nuestra historia- que la soledad que nos aísla puede convertirse en una solución, algo así como el instinto puro de la supervivencia.

El azar ha ordenado algunos números primos -que se dividen sólo por 1 y por sí mismos- en parejas que se aproximan sin llegar a tocarse: 11 y 13, 17 y 19, 29 y 31, 41 y 43...

La soledad comparte, como el espejo y como moneda narrativa, una inquietante realidad: tiene dos caras. Giordano es físico y sabe de ciencias. Pero todos podemos compartir esa experiencia, en mayor o menor medida, porque estamos condenados a cierto grado de aislamiento, a sentirnos individuos ininteligibles, incapaces de vencer la distancia que nos separa del tú, insalvable. A veces a pesar del gran amor. Todos hemos tendido puentes, que resultaron inútiles. Todos nos hemos herido al hacerlo, y tenemos en algún pliegue profundas cicatrices que nos convierten en veteranos de esa guerra, de las trincheras desde las que, en algún momento, cada uno de nosotros disparó soledad, o contra la soledad.

La virtud de este libro es la aritmética, que es la sintaxis de los números. Seremos los primos, los únicos de una familia desposeída de sus iguales o de sus contrarios. Habremos perdido la capacidad de satisfacer el hambre de lograr la unidad con el otro, o al menos esa sed infinita de compartir nuestra soledad. Pero la sed persiste. Y los protagonistas de "La soledad de los números primos", Mattia y Alice, tienen esa misma discapacidad, lo que ocurre es que la somatizan en la inquietante sensación de tener las manos secas (uno) o un trastorno anoréxico (otra).

Hambre y sed: Giordano ha echado cuentas y sabe que extrañando a los personajes, haciéndolos pasar por seres "enfermos", el lector se confía, se siente a salvo y entra en el juego: pensar la soledad como soledad, no como trama. Y es entonces cuando te echa el lazo, porque la soledad ya no deja de serlo cuando salta de las páginas a tus ojos, de la ficción a tus propias vivencias perdidas en la memoria.
El libro cuenta una histora desnuda, la de dos personas unidas, unidas, por un destino tan común como imposible de compartir. Y en ninguno de los dos supuestos nos defrauda, lo cual sólo podría demostrarse con una ecuación tan perfecta, tan solitaria, como nosotros mismos. Pero la X de nuestra soledad, ¿cómo despejarla?

9 de marzo de 2009

Cambia el título del blog... ¿o nosotros?

Después de tiempo pensando, he decidido cambiar el título del blog.
De hecho incluso pensé en cambiar de blog. Lo que nació con la intención de pasar páginas del viejo cuaderno con tapas de piel que me acompañaba cuando viajaba -años ha- se ha transformado desde entonces. Ahora es más la colección de páginas que trae el azar. Viajes, navegaciones, webs, amigos, conversaciones, y últimamente músicas también. Lo dicho. Que cambiamos el título porque todo nos ha cambiado... ¿que no?
Pues mirad Tuck & Patty, desde los ochenta...

1 de marzo de 2009

Con Nezahualcóyotl en la Quinta de los Molinos

 












Libro de pinturas es tu corazón
Has venido a cantar,
Haces resonar tus tambores,
Tú eres el cantor.
En el interior de la casa de la primavera
Alegras a las gentes

Tú sólo repartes
Flores que embriagan
Flores preciosas.

Tú eres el cantor.
En el interior de la casa de la primavera,
Alegras a las gentes.

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Los almendros de la Quinta de los Molinos ya son una explosión de flores blancas y rosadas. Caminamos envueltos en ese perfume intenso. Ya sabemos por el haiku que nadie es un extraño bajo las flores del cerezo. Ahora que viene la astenia y otros males dignos más de poemas que de prozac no está de más un paseo entre las ramas floridas, de la mano de algún poeta. Hoy caminaba por este parque precioso pensando en Nezahualcóyotl. Y hay poemas, muchos poemas de este autor azteca dedicados a las flores, versos de un perfume maravilloso, brillantes y coloridos, y con sabor especiado por lo efímero. Palabras, pétalos y brisa... Ya es marzo.

¿Con qué he de irme?
¿Nada dejaré en pos de mi sobre la tierra?
¿Cómo ha de actuar mi corazón?
¿Acaso en vano venimos a vivir,
a brotar sobre la tierra?
Dejemos al menos flores
Dejemos al menos cantos

 













Pues eso, seguimos sin saberlo a Nezahualcóyotl


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