Quedan como en un sueño, como pájaros reflejados en la superficie de un lago tranquilo. Días pasados, imágenes, lugares, caminantes, todos dibujan círculos en la débil memoria. La misma débil memoria ilumina el claustro donde nuestro recuerdo rumia en círculo sus pensamientos, y en el centro alguna fuente canta el agua -el sonido- y nos inventa: ("prision and palace and reverberation/ of thunder of spring over distant mountains") y así en cada latido.
-La literatura ocurre sólo entre almas cercanas, (almas que recerca y acerca) entre miradas próximas al mundo; la literatura es también amistad junto a una fuente semejante: la de la memoria prójima.
Delante de una hoguera, por otra parte, la soledad pregunta hacia lo alto con torres y círculos de humo, y se disuelve en los anillos y crepitaciones que brotan de las llamas. Será esta vida que llevamos, deshecha en polvo de luz, toda ascuas de lo que miramos sin ver -y oímos sin escuchar-, otras cosas, otras vidas que, como la hoguera, son y nos invitan.
La amistad también es llama. Y nos cae desde lo alto, como un pentecostés, como la glosolalia, pura expresión, inteligencia sin porqué, inmerecida rosa de la lengua.
Somos claustros, oscuros; seres de ramas buscando luz, sostenidos por la sombra, desde la raíz. Y qué amistad la del agua que nos canta. Y qué sed circunda la memoria, infinita, la sitia.
1 comentario:
Ayer estuve en los yacimientos de Cuma y en vez de un claustro, lo que màs me emocionò fue el llamado "antro de la sibila"; todo un pasillo largo y misterioso, muy similar a la arquitectura egipcia. Y no construido, sino excavado en la roca. Diferencia sutil pero fundamental... Saludos!
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