Una vez más desciende la tristeza
como reptante sierpe a ras de suelo.
En el mismo lugar y en la ceniza misma
las mismas aguas quietas en el mismo lago,
su plateado gris, las hojas húmedas
desde el llanto de ayer
¿De cuánto tiempo antes?
Ya no tienes figura: la tuvistecuando andábamos juntos contra el viento
que ya me amenazaba con tu ausencia
Y ahora el día
de atenuada luz como tímida noche
apaga lentamente mi mirada.
La sombra.
Otra vez en su seno somos uno.
(J.A. Valente, Hic locus)
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