Crispa, crispa, Almudena Grandes, con un lenguaje totalitario.
Por abyectos que sean los cantamañanas, ¿no hay otra oferta, en tu fina inteligencia, que el fusilamiento al amancer? Qué gatillo tan fácil.
¿La escritora, mujer que se supone de palabra, fusila en lugar de argumentar, o argumenta con el fusilamiento?
Todos sabemos dónde acaba el totalitarismo de la izquierda. Acabo de ver "La vida de los otros", retrato realista del gran misterio de la dignidad humana: El porqué, incluso en el infierno dictatorial, en este caso comunista, alguien se empeñó en diferenciar el bien del mal, la libertad de la delación, la seguridad del estado de la pútrida lascivia del poder.
Qué miedo da escucharte, Almu movilizadora. Recuerda que no hay víctimas éticamente superiores; que, contando, las víctimas de Stalin son, así, a ojo de buen cubero, 25 millones. Y no sé por qué hoy me acuerdo más de uno, solo uno, de ellos: el poeta Osip Mandelstam, muerto en un campo siberiano, se supone, después de años de deportaciones, interrogatorios, humillaciones incontables.
TODAVÍA NO ESTÁS MUERTO
Todavía no estás muerto. Todavía no estás solo.
Con tu amiga la mendiga (*)
Gozas de la grandeza de las llanuras,
De la niebla, del frío y de la nevada.
Vive tranquilo y consolado
En la pobreza opulenta, en la miseria poderosa.
Son benditos los días y las noches
Y es inocente la fatiga dulce y sonora.
Infeliz aquel que, como su sombra,
Teme el ladrido y maldice al viento.
Y miserable aquel que, medio muerto,
Pide limosna a su propia sombra.
OSIP MANDELSTAM
(15-16 de enero de 1937)
("Cuadernos de Voronezh". Traducción de Jesús García Gabaldón. Editorial Igitur, 1999)
Así que Almudena -y todos los demás que, en ayunas, comparten la misma gana de matar-.
¡¡¡Al adelantar por la izquierda, un poquito de por favor!!!
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* La mendiga era Nadezhda (Esperanza), su mujer.
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