Una escritura y el rumbo de las cosas. Mensajes en botellas reflejados en los ojos de alguien. ¿Tus ojos?
10 de julio de 2006
Mensaje en una botella
Isleta del Moro (Almería), lugar donde encontré la botella con el siguiente mensaje
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El órgano del tiempo, el órgano humano que contacta, siente y cuenta el tiempo no es la mente, sino el corazón. Su tíctac lo revela, aunque sólo a través de la mente queremos imaginarlo, diseñarlo, conformarlo, comprender su esquema.
Pero es el corazón la puerta de las horas, la ventana a los minutos, la ruta por el desierto del tiempo.
¿El tiempo, desierto?
La vivencia se concreta en tierra seca, es intensa en sí y lo abrasa todo. Es pedregal, parece duna fósil, o una rambla seca, con la cigarra.
La memoria es quien pone la humedad, es el torrente, que alimenta ese vergel, ese latido, que añadimos a lo que recordamos.
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Convertir el tiempo en una leyenda, en vino llegando a los labios. Como si ser fuese esa conciencia del tiempo como totalidad, llegar a ser, una larga y fantástica investigación.
Una rosa en el mar, una flor blanca
que se aleja.
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Mejor allí, perdida, que el pequeño naufragio del pétalo entre las hojas del libro.
Aquel libro, verdes hojas de aquel -tiempo- olvido.
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Ciudad donde arrojé la rosa al mar. No pude arrepentirme.
Allí entre las mismas palmeras, otra vez en la vida.
Años después, allí encontré aquella mirada intacta. El mar sabe de flores.
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El corazón sabe.
A sal.
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3 comentarios:
Sí señor, a eso es a lo que sabe el corazón: a sal.
Precioso mensaje.
quién sabe si ayer memoricé este verso únicamente para susurrártelo en este rincón: "Alma es distancia, horizonte; ausencia"..
No hace mucho me he encontrado con un tipo que me recordó a ti. Mirada, voz, silencios ¿cuál era la conexión entre él y tú? Mi mente, tal vez enferma!
La mente -hoy he hecho una entrevista a Arsuaga y me lo dijo- es el instrumento con el que aportamos un sentido que no está en las cosas. O está porque nosotros lo ponemos, ése es el misterio.
Seas quien seas, o quien mi mente piensa
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