De su visión fugaz del mundo y de sus incandescentes descripciones del amor y de la soledad poco se puede añadir. Nunca huyó de la dulzura, pero trató de endulzar el amargo regusto de la vida con buen vino, en exceso tal vez. Y ese punto contrasta con su testimonio vital, que nos orienta hacia las poéticas de la retracción, tan propias entre sus contemporáneos taoístas y entre las que, una vez más, Li Bao resultó inclasificable. Y dice el Tao: retírate una vez realizada tu labor.
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Li Po (Li Bai) murió borracho, quiso beber la luna en el río Amarillo
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Bebiendo solo con la luna
(Versión libre)
Alzo mi copa entre las flores.
Bebo solo, no hay nadie junto a mí--
aun así brindo con la luna.
Con mi sombra, somos tres.
Aunque la luna no bebe, y mi sombra en vano me sigue,
somos tres compañeros un instante
y resuenan nuestros brindis en el palacio de la primavera.
Canto. La Luna me da aliento.
Y bailo, hasta que mi sombra vacila.
Desde que recuerdo, fuimos compañeros.
Pero ahora estoy borracho, y todos nos perdemos.
¿Es que no hay nada seguro? ¡Sombra! ¡Luna!
¡Nos veremos, en algún lugar del río
bajo el camino de estrellas!
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