14 de mayo de 2005

La gloria 0==[]:::::::::::::::::> es oscura


Tumba de guerreros galos y sus caballos en Le Cendre, Francia.
Foto Epa, aparecida en una revista Posted by Hello


La historia de la guerra es una fosa.
La gloria de los hombres que lucharon. Memoria de una especie teñida por la sangre.
(Pero en España seguimos arrojándonos aún los restos de la guerra. No dejamos a nuestros muertos ser historia. O, últimamente los recontamos como monedas de una negociación.)

Con sus pertrechos, con sus caballos, con sus banderas,
la épica es un género abortado. Su canto termina antes de llegar a la verdad final, algo que también se dijo del drama, que es una comedia que termina antes de tiempo. Lo cual no elimina el sentido de la lucha, sino tal vez lo purifica y deja inútil.
Me refiero al incendio provocado por un discurso épico, cuando la arenga quema en la punta de los corazones y los dientes se aprietan prestos en la porfía. Esa palabra de poder deja un paisaje abrasado, una visión plausible del infierno. Pienso en Brueghel y El triunfo de la muerte...


El triunfo de la muerte de Brueghel Posted by Hello

Humanos rebaños, capaces de gestas mayores que todos ellos y cada uno gracias a ese incendio cegador que borra de su mente esta visión o la atempera en pos de un ideal o de un destino. Empeño de no pensar en la fosa. Después, el viento barre las humaredas y el tiempo las generaciones. Lucidez tal vez sea espantar esta visión oscura de la gloria, imaginar la gloria del palacio, la del mediodía con la espada y el sol invictus, y la belleza de todo latiéndonos.

Pero en los últimos huesos, juntos hombres y caballos, la gloria es un escombro blancuzco. Es oscura, turbia en la tierra. Y si tiene grandeza es más profunda que la épica, que esta fosa, que la memoria.

La podemos rozar cuando elegimos. Y también la podemos desmoronar, como esta balumba de huesos de la foto, junto con nosotros.

La gloria es algo ajeno, aliena.
Y siempre cobra su precio: la borrachera o la sangre (justo lo que olvidan los políticos, como olvidan que, si existe, la gloria épica es tan sólo una metáfora dopada de nuestra propia tristeza).

Y al hallarla, un silencio terrible nos envuelve.

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